Homicidios a la baja y desapariciones al alza en México (2025)
Tendencia contradictoria: homicidios disminuyen mientras desaparecimientos aumentan en México
Andrea López Lyna
8/20/20252 min read
Las cifras más recientes sobre violencia en México presentan un contraste que revela la complejidad del fenómeno: mientras los homicidios se reducen de manera sostenida, las desapariciones muestran un incremento significativo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2024 se registraron 33 241 homicidios, con una tasa nacional de 25,6 por cada 100 000 habitantes, cifra ligeramente superior a la de 2023, cuando se contabilizaron 31 062 casos. Sin embargo, los datos preliminares de los primeros cinco meses de 2025 indican una reducción de 13,4 % respecto al mismo periodo del año anterior, con 10 767 homicidios reportados en el país. El promedio diario descendió de 86,9 casos en octubre de 2024 a 64,5 en mayo de 2025, lo que representa una tendencia descendente en la violencia letal que ha marcado a México durante los últimos años.
Al mismo tiempo que se observa esta disminución, la crisis de desapariciones continúa en ascenso. El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), plataforma de la Secretaría de Gobernación, muestra que para marzo de 2025 la cifra acumulada alcanzó 125 803 reportes, lo que representa un incremento de alrededor de 12 % respecto a los 115 435 casos documentados un año antes. En promedio, se denuncian más de 57 desapariciones diariamente en territorio nacional. La mayoría de los registros se concentran en estados del occidente del país, aunque la problemática se extiende de manera generalizada y afecta tanto a zonas urbanas como rurales.
El contraste entre ambos fenómenos plantea un dilema estadístico y social. La disminución de homicidios podría interpretarse como un indicador de que las estrategias de seguridad han logrado reducir la violencia más visible y cuantificable, pero el incremento de desapariciones sugiere un desplazamiento de las formas de agresión hacia mecanismos que ocultan la magnitud real de la violencia. Las desapariciones, a diferencia de los homicidios, requieren de procesos de búsqueda y de reconocimiento institucional que muchas veces no se cumplen, lo que genera vacíos en el registro oficial y prolonga la incertidumbre de miles de familias.
Los datos del INEGI muestran un retroceso en los niveles de homicidio en lo que va del año, lo que en otros contextos sería motivo de celebración. No obstante, las cifras del RNPDNO exhiben el lado opaco de la violencia: personas que no aparecen en los registros de defunciones pero que tampoco regresan a sus hogares. De acuerdo con el sistema administrado por la Secretaría de Gobernación, 113 741 casos están clasificados como desapariciones y 10 251 como no localizados, lo que revela que más de 120 000 personas permanecen fuera del alcance de la justicia y la verdad.
Este panorama dual refleja no solo la persistencia de la violencia, sino también la transformación de sus expresiones. El descenso de los homicidios no necesariamente implica una mejora en las condiciones de seguridad, sino una modificación en la forma en que los crímenes se llevan a cabo y se registran. La desaparición, además de borrar a las víctimas de la estadística de muertes violentas, coloca a sus familias en un proceso de búsqueda prolongado que desnuda las limitaciones de las instituciones encargadas de la procuración de justicia.
Los números del INEGI y del RNPDNO permiten trazar una fotografía clara: en México se mata menos que hace un año, pero se desaparece más. Esta dualidad evidencia un vacío institucional que deja sin respuesta a decenas de miles de familias. La violencia, lejos de desaparecer, adopta formas que dificultan su medición y su enfrentamiento, y que ponen a prueba la capacidad del Estado para ofrecer verdad, justicia y reparación a las víctimas.
